miércoles, 24 de agosto de 2016

La homofobia como bandera.

En una fobia la emoción que la motiva es el miedo… y se acusa de homofobia a toda persona que no respalde o no se manifieste a favor de la homosexualidad.

Antes de ahondar en el tema baste dejar asentado que al acudir a un buscador en internet para verificar los diversos matices de la palabra homofobia se ha podido constatar que el término fue rápidamente localizado y coloreado. La palabra homofobia parece tener colores de arcoíris. No se diga si colocamos la búsqueda de “homofobia como bandera”, ya no queda nada a la imaginación ni a la especulación. ver más en Diócesis de Celaya


En cuanto a la definición, el término homofobia no debe confundirse con el prefijo en latín, homo, que significa ‘hombre’. Este neologismo combina las palabras griegas fobia (‘miedo’, ‘rechazo’), con homo,  que es una contracción de «homosexual» (‘sexo con lo igual’), formado por el prefijo griego homo (‘igual’) y sexual. Por lo que el significado más común y corriente es ‘fobia a la homosexualidad’.

En el sentido de fobia a la homosexualidad, la palabra fue utilizada por primera vez, en 1971 por el psicólogo estadounidense George Weinberg. Podemos entender pues que homofobia es el término utilizado para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia quienes se reconocen a sí mismos como homosexuales. Sin embargo cabe destacar que la homofobia carece de una definición precisa, ya que no se trata de un concepto con alcances estrictamente psiquiátricos. Hoy día, parece que, se define o acusa de homofobia a toda persona que no respalde o no se manifieste a favor de la homosexualidad.

Curiosamente la “homofobia” no es precisamente una “fobia”. En una fobia la emoción principal que la motiva es el miedo. Así quien tiene miedo a las alturas, se aleja de la posibilidad de ponerse en esa situación, quien tiene miedo a la oscuridad duerme con la luz encendida, quien tiene miedo a los insectos no busca mascotas de esa categoría. Mientras que en la homofobia es motivada por el odio y hace referencia a la discriminación, al rechazo o a la persecución de las personas

Hay que señalar que en México, la homosexualidad no está penalizada, no existe en todo el cuerpo de leyes que componen la legislación un solo artículo o apartado que vuelva ilegales las prácticas homosexuales.  En el mundo existen más de sesenta países en los cuales ser homosexual es ilegal y está condenado con penas de cárcel, (Argelia, Camerún, Egipto, Trinidad y Tobago, India, Tanzania, por decir algunos). En otros países, la homosexualidad no solo es ilegal sino además se castiga con pena de muerte, aunque hay que señalar que algunos de ellos no muestran evidencia de que haya sido aplicada. Pero, en México  ¿cuál es la razón para pretender reformas constitucionales, inventando derechos inexistentes? Todo persona, independientemente de sus preferencias, goza de los plenos derechos humanos y nada más que de eso. Nadie puede agregar un derecho adicional “como derecho humano” solo por tener una u otra preferencia.

El catecismo de la Iglesia Católica afirma, respecto de personas que presentan tendencias homosexuales, “Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición” (No. 2358) ¿Cuán es la razón para acusar a la Iglesia o a los hombres de Iglesia de “homofobia” cuando invita a vivir virtudes de dominio de sí mismo y a educar la libertad interior?

La homofobia ha sido una bandera bajo la que se encubren pretensiones de victimizar la condición homosexual, ganando con ello el favor de la opinión pública, una vez victimizado, exigir tolerancia y una vez conquistada esta, rechazar intolerantemente a toda persona o institución que no respalde o no se manifieste a favor de la homosexualidad.  En España, por ejemplo, en Getafe, El lobby gay acusó a “la jerarquía eclesial” de mostrar “formas de odio” que “no deben ser permitidas, aceptadas ni toleradas”.

Existe un dicho muy mexicano y mundialmente reconocido “cuando veas a tu vecino rasurar, pon tus barbas a remojar”. Hoy podemos ver que bajo la bandera de la homofobia muchos obispos y sacerdotes son acusados y procesados por no manifestarse a favor de la homosexualidad. En España (el ayuntamiento de Getafe) aprobó un manifiesto redactado por el lobby gay en la región, según el cual hombres blancos, heterosexuales, jóvenes, delgados, católicos o de clase media o alta, están en la cima de la “pirámide social de la discriminación” contra los homosexuales.

De continuar el rumbo que la agenda del lobby gay va proponiendo para el país, llegaría a dictaminarse ciudadanos de segunda clase, con sus derechos aminorados, y solo por ser heterosexuales, o católicos, de cierta clase social. ¿Quizás convenga permanecer en el país de nunca jamás? Ah, Recuerde que en el País de Nunca Jamás los niños no crecen y viven sin ninguna regla ni responsabilidad, pasando así la mayor parte del tiempo divirtiéndose y viviendo aventuras. Bueno fuera!!!

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